Por tercer año consecutivo las cuentas de 2015 de nuestro Ayuntamiento presentan superávit. La cifra de este año se ha elevado a 16,7 millones de euros y con ella, se acumulan más de 40 millones de euros procedentes de los tres superávits consecutivos, casi un 50% del presupuesto anual de 2016. Si extraños son estos resultados en una corporación local, más extraño es oír cómo se vanaglorian de su gestión la Alcaldesa, Susana Pérez Quislant y la Concejala de Hacienda y Contratación, Isabel Pita. Nuevamente, estamos ante una administración pública CON ánimo de lucro y un equipo de gobierno que alardea de buena gestión y que pone los números como único elemento positivo de su acción política.

¿Qué hacer con los millones sobrantes? Se preguntan los miembros del equipo de gobierno del Ayuntamiento quienes, a veces pienso, consideran que el dinero público sale de sus bolsillos. Sale del contribuyente y éste reclama su aplicación hacia aquello que considera básico para su nivel de renta. Nuestro Grupo Municipal Ciudadanos ya dijo en el debate de los Presupuestos 2016, que las inversiones que proponía el gobierno del Consistorio eran testimoniales porque apenas representaban el 6% del presupuesto, en un ayuntamiento saneado, sin apenas deuda y con superávit repetido en los dos anteriores años de 2013 y 2014.

Sin embargo ahora, seis meses después, a las puertas de la repetición de elecciones generales, ¡qué casualidad! … el gobierno de Pozuelo ha anunciado que destinará este año más de 17 millones de euros a nuevas inversiones para la ciudad, 12 millones procedentes del superávit de 2015, además de los 5,8 millones que ya estaban recogidos en el presupuesto aprobado para este año. Lo que no es capaz de conseguir el sentido común de la política sensata, lo hace la inminencia de una campaña electoral interesada y partidista.

La aseveración de que los compromisos adquiridos por las autoridades se deben someter a escrutinio público, pierde aquí fuerza cuando los compromisos parten de premisas austeras, fácilmente manipulables. Es sencillo gobernar un Ayuntamiento que puede aumentar de un día para otro las inversiones, gracias a un superávit basado en la congelación de los impuestos directos y el mantenimiento de una carga impositiva de las más altas de los municipios del entorno. Pero no es tan sencillo explicar a los ciudadanos las razones que tiene el equipo del PP en el Ayuntamiento para no rebajar la tributación, a pesar del buen momento que viven las cuentas municipales.

Dice la Alcaldesa que se acometerán importantes proyectos “utilizando el superávit que hemos logrado sin romper el equilibrio presupuestario ni endeudar al Ayuntamiento”. Efectivamente, se cumplen los principios legales de estabilidad presupuestaria, regla de gasto, nivel de endeudamiento y plazo de pago a proveedores. La Ley de Estabilidad Presupuestaria, aprobada en 2012, ha funcionado como un corsé para todos los municipios. También para el nuestro. El Gobierno central del Partido Popular obligó durante la pasada legislatura a las corporaciones locales, realizar una estricta dieta de austeridad para reducir sensiblemente su endeudamiento. Así, el 76% de los ayuntamientos españoles son las únicas administraciones que registran, desde 2012, superávit de sus cuentas públicas. Por tanto, no se trata de un éxito en la gestión sino de un “trágala” del gobierno central para reducir el déficit global del Estado.

Resulta que para la Alcaldesa es un logro conseguir un superávit tras otro, aún a costa de mantener la carga impositiva al sufrido contribuyente. Pero si esa actitud es criticable porque confronta con sus convicciones naturales de partido conservador, más lo es comprobar que ese superávit se dedica a fines electoralistas. ¿Cómo se explica si no que haya decidido aumentar la partida de inversiones desde un 6% hasta un 18% cuando tan solo llevamos cinco meses de 2016?

 

Miguel Ángel Berzal, Portavoz Grupo Municipal Ciudadanos

 

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