Decididamente, no tiene suerte nuestra Alcaldesa con su equipo de gobierno y colaboradores. Que en nueve meses haya consumado su segunda crisis, bien es cierto que ésta última por problemas ajenos a la gestión política de su gabinete, es preocupante porque o bien no acierta con sus nombramientos o bien nos encontramos con una persona tocada de gafe, palabra de origen árabe que se usaba para definir a quienes padecían la enfermedad denominada “gafedad”, más comúnmente conocida como lepra. Al ser contagiosa, la dolencia espantaba a cualquiera que se encontrara cerca de uno de los enfermos que la sufrían. Por la misma razón, hay que alejarse de los gafes, que suelen generar desastres a su alrededor cada vez que participan en un suceso o acontecimiento.

En el caso de la Sra. Quislant, su gafe deriva en sucesivas crisis de gobierno y dimisiones de su gente más cercana (tres jefas de gabinete, un director de comunicación, un gerente de urbanismo y su segundo …), que podría repetirse en forma de bucle a lo largo de los más de tres años que aún restan de legislatura, antes que Ciudadanos asuma la Alcaldía por mandato ciudadano en las próximas elecciones municipales, a celebrar en 2019.

El próximo eslabón del bucle puede ser la sustitución de la Sra. Pita, concejala reglamentista que se escuda exclusivamente en la opinión técnica para justificar sus decisiones, sin entrar en la argumentación política y moral de los asuntos que tiene entre manos, como la defensa que hemos tenido que sufrir los tres grupos municipales de la oposición sobre los Presupuestos 2016 o, más recientemente, la modificación que hemos solicitado de la Ordenanza Fiscal Reguladora de la Tasa de Alcantarillado y la apertura de oficio de la devolución de ingresos indebidos a los titulares de los contratos con Canal de Isabel II, por todas las cantidades ingresadas por el Ayuntamiento desde 2008 que exceden del coste del servicio prestado (mantenimiento e inversión) y que han podido suponer un enriquecimiento injusto del Consistorio no acorde a derecho, de acuerdo a los límites a los que debe consignarse la tasa, según establece el Artículo 24.2 de la Ley Reguladora de Haciendas Locales.

Pero siguiendo con el bucle derivado de la mala suerte de la Sra. Quislant, el asunto de los residentes de Coca de la Piñera deberá tener alguna responsabilidad política de quien está dirigiendo la pésima gestión de este asunto, véase el Sr. Alba, cuyas malas artes de acudir a la policía municipal para presionar a la buena gente del Foro Cívico para que abandonen el edificio que les alberga desde hace muchos años, recuerda a los peores tiempos de Fraga Iribarne, ese ministro de Franco y presidente fundador del Partido Popular, que llegó a decir en los años 60 aquella célebre frase autoritaria “la calle es mía”, que tanto le persiguió en su etapa democrática y que, muy probablemente, le impidió llegar a la Presidencia del Gobierno. Pues eso ha debido pensar el Sr. Alba porque no ha tenido ningún recato para forzar por medio de la amenaza, la salida del Foro del edificio.

La Sra. Quislant tiene, además de un aura persistente a gafe, alguna reminiscencia fraguista y debe pensar que los partidos de la oposición sólo estamos para aparecer en el retrato democrático que exige el ciudadano, sin entrar a controlar y supervisar la gestión que desarrolla el equipo de gobierno del Ayuntamiento. No se da cuenta la Alcaldesa que los tiempos políticos están cambiando y que en democracia, las mayorías absolutas no son saludables, menos si son persistentes como en Pozuelo de Alarcón. Todo mi respeto personal para el concejal Pablo Rivas, quien se ha visto obligado a dimitir de sus funciones por motivos de salud. Le deseo lo mejor desde el punto de vista humano y personal, pero me alegro de su retirada política, sea ésta definitiva o temporal, porque sus formas autoritarias no son nada buenas para la salud de nuestra, ya madura, democracia.

 

Miguel Ángel Berzal, Portavoz del Grupo Municipal Ciudadanos

 

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